Las estadísticas marcan saltos desproporcionados de crecimiento poblacional. A principio del siglo XX se hablaba de 2.000 a 6.000 personas, a mediando el siglo subió a unos 50.000 individuos, en la década del ’90 se experimentó una gran explosión demográfica que permitió entrar el siglo XXI con 226.000 habitantes. El contraste entre una aldea rural dependiente de Renca, luego un pueblo y comuna de difícil sobre vivencia económica, con muchas carencias y un mínimo de negocios (carnicería y panadería). Desde mediados del siglo se dio un cierto auge en la chacarería, viñedos y producción de leche, pero la población al parecer fue mucha y aparece una pobreza que se manifiesta en la crisis social de los ’70, mezclado con la situación política), si bien se instalaron algunas tiendas comerciales y un cine (que desapareció en el gobierno militar), la figura representativa era un emporio que surtía casi todas las necesidades (desde una aguja, repuestos de bicicleta, alimentos, etc.) las carencias debía surtirse en Santiago, de largos y dificultosos recorridos.
Ya hemos tratado, cómo el sustrato básico del pueblo estuvo determinado por las oleadas poblacionales del sector, mas en la Quilicura moderna, llegan algunos inmigrantes extranjeros (Mangiarmarchi) y muchos connacionales de distintos puntos del país. Al amanecer el siglo XXI una segunda ola de extranjeros hace presencia (haitiano, entre otros) y ciudadanos de otras partes de la Región Metropolitana (por auge habitacional).
Todos ellos, con más o menos dificultades han ‘aterrizado’ en nuestra comuna y han debido apropiarse de un pasado y sus tradiciones. En diferentes grados, organizaciones del arte y la cultura han manifestado preocupación por el tema y el municipio, a su manera. Quilicura, su gente ha generado una conciencia y valoración por su pasado y ha iniciado múltiples actividades para protegerlo, incrementarlo y, pensando en las nuevas generaciones, proyectarlo.
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